El síndrome de Hubris, la enfermedad del poder.

Fuente: foreignpolicyblogs.com
El hubris, hibris o hybris (término acuñado por los antiguos griegos) consiste en el desarrollo de un ego desmedido que nos provoca la ilusión de que podemos enfrentarnos a los mismos dioses. La mitología está salpidada de personajes que son víctimas de su soberbia. Aquiles encolerizó a los dioses al desobedecer su prohibición de ultrajar el cadáver de Héctor. Otro ejemplo mitológico es el de Icaro, quien gracias a unas alas fabricadas con plumas y cera creyó que podía llegar al Olimpo. La arrogancia de ambos fue duramente castigada.
El Síndrome de Hubris está  muy presente en el mundo real. Infinidad de reyes, emperadores, gobernantes de toda índole, políticos, militares, grandes empresarios y directivos lo han padecido y lo padecen.
Pero no afecta sólo a los poderosos. También pueden ser víctimas potenciales los subsecretarios, jefes y hasta los simples empleados. Nadie está a salvo. 
Para ayudar a prevenirlo, vamos a describir las distintas fases por las que pasan las personas que padecen el Síndrome de Hubris:
  1.  Dudas. Después de ser nombrados para ocupar un cargo, es habitual que no nos encontremos totalmente seguros de nuestros movimientos. Que dudemos de nuestras decisiones. Es algo normal, ya que no hemos tenido ninguna experiencia similar anterior. Esto hace que nos movamos guiados por la prudencia.
  2. Autoconfianza. Si las cosas empiezan a salirnos bien y nuestras decisiones han sido un éxito, empezamos a sentir que somos muy buenos, que lo hacemos todo muy bien y que somos merecedores del cargo que ocupamos. Incluso que éste empieza a quedarse pequeño para alguien tan valioso.
  3. Halagos. Hemos alcanzado el éxito y empieza a acercarse a nosotros un enjambre de oportunistas, arribistas y aduladores. Incluso, extrañamente, y aunque nunca hayamos sido unos ligones, empezamos a parecer mucho más atractivos para el sexo opuesto. Los halagos de los pelotas y aduladores refuerzan nuestro ego y empieza a generarse una sensación de endiosamiento.
  4. Arrogancia. En esta fase, creemos que somos indispensables, no entendemos cómo hasta ahora la empresa ha podido sobrevivir sin nosotros y entendemos que cualquier decisión nuestra es acertada por el simple hecho de que la hemos tomado nosotros. Muchas de estas decisiones sólo responden a meros caprichos o impulsos sin base racional.
  5. Soberbia. Es la fase de la ‘idealización megalomaníaca’. Nos consideramos infalibles, indispensables y creemos que vamos a disfrutar de poder para siempre. 
  6. Paranoia. “Todos los que me critican actúan movidos por la envidia”, piensan quienes padecen el Síndrome de Hubris. Este pensamiento les llevan a rechazar las críticas. Quienes las hacen pasan a ser considerados como enemigos personales. 
  7. Caída en desgracia. En el caso de los políticos, se concreta en la derrota electoral; en el mundo de la empresa, en el despido. En cualquiera de los casos, no entienden por qué han sido desposeídos de sus cargos. En ocasiones, la nueva situación desemboca en un cuadro depresivo.
¿Te reconoces en alguna de estas fases? Si es así, ya puedes empezar a vacunarte. Lo principal es que evites las malas compañías y te alejes de los pelotas y de los aduladores. La mejor cura consiste en que te des de cuando en cuando un baño de modestia.



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